OBRA DE WILSON EDUARDO QUICHIMBO GILBERT/ÓLEO SOBRE LONA
Algunas práctica de
vanguardia le han ido restando importancia al arte y a su discipulado;
prevaleciendo el concepto sobre la forma con lo cual el valor radica en la idea
relegando la prolijidad estética.
Dispositivos alternos como
el título y el marco teórico son de una carpeta barnizada a la carta para la
propuesta artística como último y definitivo valor estético…o cuando la obra no
lo expresa.
La imagen de una botella
de cola, ícono del consumismo de una sociedad netamente capitalista, plasmada
con recursos técnicos dentro de una sala de exposición como “objeto encontrado,”
complementada como parte de un díptico,
con la misma imagen en su entorno urbano (Texto y contexto).
Cuestiono los objetos de uso cotidiano en aparentes
obras de arte sin modificar su aspecto externo siendo su principal objetivo la
“sorpresa” que necesita del museo para legitimar su “estatus de arte”, parece
un “absurdo” que socaba toda apreciación sensible del vulgo maestre del arte.
¿Qué se debe considerar arte…?
¿Y quién lo define como tal? “Un objeto siempre será un objeto, y una pintura
siempre será una pintura”.
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